El Panathinaikos ha vencido esta noche por 80-95 al Real Madrid en el partido correspondiente a la final de la Euroliga que se ha disputado en el Uber Arena de Berlín. El equipo heleno superó con creces al campeón de la pasada edición y levanta su séptimo entorchado continental, tras no lograrlo desde 2011 y no estar presente en una Final Four desde 2012. Dzanan Musa (15 puntos, 5 rebotes y 4 asistencias) brilló en el equipo merengue y Kostas Sloukas (24 puntos, 2 rebotes y 3 asistencias) fue de los mejores en las filas atenienses y el MVP de la final.
El inicio de partido por parte del Real Madrid fue muy prometedor con Eli Ndiaye anotando dos triples que ayudaron a los de Chus Mateo a hacer un 8-3 de parcial, ante un Panathinaikos que también acertaba gracias a Jerian Grant y Papapetrou. Sin embargo, el equipo blanco sufrió que Tavares en poco tiempo cometió su segunda falta personal y el pívot caboverdiano tuvo que irse al banquillo. No perdió la calma el conjunto merengue y con Musa y Poirier, los blancos seguían liderando con total comodidad y los atenienses trataban de no quedarse descolgados. El Real Madrid rozaba la decena de puntos de ventaja al final del primer cuarto (36-25). Siguió fuerte el Real Madrid a comienzos del segundo cuarto, aunque en poco tiempo el Panathinaikos reaccionó y con Mathias Lessort fuerte bajo los aros, el equipo ateniense hizo un 0-8 de parcial para meterse en la lucha por el partido. Los triples de Musa y Campazzo sofocaron la reacción helena. Kostas Sloukas resurgió y ya que es el único que sabe lo que es ganar una Euroliga con el conjunto del Trébol, se echó al equipo a la espalda y los de Ergin Ataman fueron recortando otra vez la ventaja blanca. Con un resultado de 54-49 se llegó al descanso.
Muy dubitativo saltó a la cancha el equipo merengue tras el paso por vestuarios y en cinco minutos, los atenienses confirmaron el "sorpasso". El Real Madrid estaba muy desacertado y eso fue aprovechado por un Panathinaikos que con Sloukas, Nunn y Lessort, lograba mantenerse al frente. Y eso no era lo peor para el equipo blanco, ya que Poirier cometió su cuarta falta y era sumada a las tres de Tavares; el juego interior madridista se debilitaba y al final de este tercer cuarto para el olvido blanco, se llegó con un marcador de 61-64. Los nervios seguían afectando más todavía al Real Madrid al inicio del último período y aunque Sergio Rodríguez trató de rescatar a los suyos, el Panathinaikos incrementó su renta hasta los ocho de ventaja gracias a Jerian Grant. Chus Mateo tuvo que poner una defensa zonal y Llull puso fin a la sequía anotadora blanca. El equipo heleno no bajó la intensidad y bajo el mando de Sloukas, pudo anular a los principales jugadores del Real Madrid y aprovechar sus debilidades para así poder coronarse como nuevo campeón continental, frustrando así el sueño blanco de la duodécima.