Los locales tuvieron un gran inicio de partido. Gracias a la buena dirección de Ricky y los puntos de Wiggins, los Timberwolves lograban anotar sus puntos ante unos Blazers bastante flojos en defensa y que sólo contaban con la buena labor de Lillard; los de Oregón fallaban muchos en los lanzamientos interiores y eso les condenó a ir diez puntos abajo al llegar al final del primer cuarto (32-22). Algo más cambiados salieron los Blazers en el segundo cuarto. Bajo la batuta de Lillard y los puntos de McCollum, el equipo de Portland se mostró más fluido en el apartado ofensivo además de mejorar notablemente en defensa y los Timberwolves no se mostraron tan intensos como en el período anterior; los de Minnesota contaron con la aportación interior del senegalés Dieng, pero en cambio fallaron desde el exterior y los visitantes recortaron distancia, hasta que apareció LaVine para dar alas a los de casa y aumentar la ventaja a favor de los Wolves al llegar al descanso (59-46).
El paso por los vestuarios sentó bien a los Blazers y combinando juego exterior e interior, los de Portland lograban anotar desde todos los puntos ante unos Timberwolves que veían como su defensa se mostraba incapaz de parar las ofensivas visitantes. Jugadores de banquillo y del quinteto titular anotaban para los de Oregón y cada una de las acciones de ataque estaban lideradas por Lillard. En los Wolves Ricky Rubio asistía a Town para que el jugador dominara bien la zona y eso permitió que los locales llegaran al final del tercer cuarto con un marcador ajustado de 82-80. En el último período, hubo un claro dominio visitante y los Blazers no bajaron su intensidad de juego en ningún momento ante unos Timberwolves que no pudieron igualar el ningún momento el vendaval ofensivo que permitió a los de Portland remontar el encuentro y conseguir su segunda victoria consecutiva.
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